Loreto: el drama de Belén, la mal llamada ‘Venecia peruana’ que esta
inundada de COVID-19
Este distrito alberga también el principal mercado
de la ciudad de Iquitos, donde casi el 100% de comerciantes dieron positivo al
coronavirus.
Antes del
coronavirus y después del coronavirus la situación de salubridad no ha mejorado
en el distrito loretano de Belén. (Foto: Daniel Carbajal)
Actualizado el 18/05/2020 a las 18:35
Iquitos, la capital
de Loreto, alberga el principal punto infeccioso de la región: el mercado de
Belén, el centro de abastos más importante de la ciudad, ubicado en el distrito
del mismo nombre, también conocido como ‘la Venecia peruana’, pues en la época
de crecida queda completamente inundado por el río Itaya. Sin embargo, lejos de
ser un lugar turístico, es un foco contaminante de dengue, leptospirosis y
ahora de COVID-19.
Hasta el 10 de mayo, cuando ya los casos de coronavirus rebasaban la capacidad del Hospital Regional
de Loreto, el comercio en este punto se
desarrollaba con normalidad, es decir, sin las medidas sanitarias ni el debido
distanciamiento social obligatorio, conviviendo con los desperdicios y la
basura en sus exteriores, como parte del panorama.
La inmovilización total a partir de las 4:00 p.m.
en esta región, por ser una de las más afectadas con COVID-19, lejos de ayudar
a reducir las visitas al mercado belenino, contribuyó al hacinamiento, y por lo
tanto a la multiplicación de los casos. Para conocer el nivel de contagió se
tomaron muestras rápidas a los comerciantes, quizá adelantándose a lo
predecible, y el 11 de mayo las autoridades locales decidieron cerrarlo
completamente.
La casona habilitada para la venta y los puestos
ambulantes instalados irregularmente en sus alrededores no reciben gente desde
entonces.
El resultado de los test dio cuenta de la magnitud
de la infección. El presidente Martín Vizcarra informó el miércoles 13 pasado
que casi el 100% de comerciantes del mercado Belén dieron positivos,
lo que se refleja en la demanda hospitalaria en Loreto.
Los puestos de los
vendedores ambulantes fueron desinfectados, pero ante el riesgo que
representaban, la municipalidad decidió retirarlos por completos. (Foto:
Municipalidad de Belén)
“Cuando esta pandemia empezó se notó que ciertos
puntos de Belén eran focos de contagio, el mercado era el
principal, pero las autoridades constataron que los mismos vendedores que
salían positivo seguían vendiendo porque guardar aislamiento más de dos o tres
semanas para ellos es casi imposible”,
explica el jefe de Epidemiología del Hospital Apoyo de Iquitos, José Villacorta.
Y es que siendo uno de los distritos más pobres de
Loreto, es prácticamente imposible estar en cuarentena domiciliaria. La gran
mayoría de los vecinos de Belén son
comerciantes en el mercado, viven del día a día, aquí también la disyuntiva es
morir de hambre o morir por COVID-19.
“El mercado de Belén es propiamente la casona, sin embargo por 40
años se han incrementado los vendedores ambulantes que han ido ocupando las
pistas y veredas con mesas y estructuras de madera. Se entiende que hay una
necesidad social, pero debido a la enfermedad y las muertes que se han
registrado se ha retirado todo”,
comenta Josué Paredes, Gerente de comercialización del municipio de Belén.
El mercado de Belén
se había convertido en el principal foto infeccioso de Loreto. (Foto: Daniel
Carbajal)
-Inundados de contaminación-
Belén concentra alrededor de 2.600 familias, la
gran mayoría no cuenta con agua potable, ni sistema de drenaje, ni pasos
peatonales y cuando empieza el aumento del caudal, se valen de canoas o peque
peques para movilizarse.
En estas condiciones, el constante lavado de manos
para protegerse del COVID-19 no es una posibilidad real.
“Los mismos desperdicios de las casas van a parar
al río y en ese mismo río juegan los niños y los vecinos lavan sus cosas. Ahora
es un foco de infección del COVID-19, pero siempre ha sido de otras enfermedades
como la leptospirosis”, señala
Villacorta.
La leptospirosis, por ejemplo, se transmite por el
contacto directo con la orina de los animales infectados y las ratas son el
principal reservorio de la bacteria leptospira. Además, se presenta con
síntomas similares al coronavirus, lo que hace mucho más crítico el
requerimiento en los hospitales, “también te puede dar una
neumonía con compromiso pulmonar y en cierta etapa avanzada es un poco difícil
diferenciarlo”.
Desde el 2016 existe un proyecto para reubicar a
los habitantes de la zona baja de Belén, pero no hay autoridad que logre trasladarlos
hasta el kilómetro 19 de la carretera donde se pretende construir una ciudad
nueva.
-Alternativas para frenar el virus-
Con 2.315 casos positivos, según el último reporte
de la Dirección Regional de Salud, Loreto es la tercera región más afectada por el
coronavirus, y solo resta una semana para que se levante la cuarentena. Ante el
riesgo que conllevaría tener nuevamente las conglomeraciones en el principal
foco infeccioso de la ciudad, el municipio ha dispuesto tres mercados
itinerantes en diferentes ejes del distrito, pero que empezarían a funcionar
todavía en unos días.
“El 24 de mayo termina la cuarentena pero el virus
no va terminar, si hay que educar a la gente vamos a tener que volver a educar.
Para cubrir la demanda es posible que estos mercados itinerantes se mantengan
hasta diciembre de este año”,
dice Paredes.
Aunque Belén es
el cuarto distrito con más casos en la provincia de Maynas, para las pruebas de
descarte del COVID-19 una de las preguntas a los pacientes era si habían
visitado el mercado de Belén.
La gran mayoría respondió que sí.
Este mercado cubre la demanda de los habitantes de
todos los distritos, incluso de los más alejados como Punchana y San Juan
Bautista. Hablamos de cerca de 500 mil habitantes que al menos una vez a la
semana visitan este centro de abastos y que ante su cierre y con la restricción
de vuelos y transporte fluvial, las únicas vías para llegar a Loreto, hoy sufren por el desabastecimiento y los precios
exorbitantes. A la falta de oxígeno y medicamentos, el hambre pronto será otro
problema en esta región.
Publicado en el medio de
comunicación El Comercio